Palabras de

+MEM o.m. VMRF



Mercedes Pérez Quesada, sutil espíritu de la Naturaleza de Dios en el hombre. Criatura inigualable, de belleza ideal, trasciende todos los cánones y todas las formas conocidas. Más allá de la realidad, la real realidad de Mercedes, hermana del alma y del corazón, compañera de la vida, amiga, hija espiritual. Mercedes, la que siempre fue conmigo. La que es en mí. 

Mujer de prodigiosa memoria, amante de la lectura, de pensamiento universal, abierto, sin estrecheces que empañan el alma. Mercedes, un Descanso en el camino, un vaso de agua, una bocanada de aire, Mercedes, un fuego que no se consume jamás. Persona de gracia, no por lo gracioso, de gracia por Gracia. Agraciada, de sentimiento puro, refinado, humilde en su gran despliegue de saber. Sagitariana hasta la médula, Mercedes, la que vivió como quiso, en su propio modo de ser. Tan profundo el sentimiento que, imposible de ser expresado; no alcanzaron las palabras, por eso se fue con tanta lágrima vertida. Mercedes la gran jardinera de su espíritu. 
Mercedes la que halló su mirada en Él-Descanso, la que supo ver y fue elegida para hacer Su Voluntad. “Es signo de ignorancia no creer en Dios”, de lo primero que le escuché decir. Mercedes, la que me regaló mi primer Cruz, porque "los demonios te persiguen", una cruz de clavos que, por supuesto está en El Descanso. “¡Cómo me gustaría ser monja para usar hábito!” ¡Qué universo Mercedes, imposible de comprender, de acceder! Sin embargo algunos hemos tenido la gracia de conocerla, de entrar, de compartir… de convivir. 
Mercedes, la de los afectos sinceros, la del silencio que dice y otros no comprenden, Mercedes, llamada por la Virgen de las Flores para coronar su jardín. Mercedes, el desierto que calla y ama. Nacida para contemplar La Naturaleza y para sufrir el mal gusto del mundo. ¡Qué especial Mercedes, cuán poco sabemos de ella y…, mejor, porque el misterio se guarda en el misterio!

Mercedes, “Anacoreta de la VMRF”. Mercedes, “Caballero de la Luz de La Hermandad del Ejército de María de los últimos tiempos”. Mercedes, tan glamorosa siempre, de tan exquisito humor, la de los excesos siempre, por eso tanto amor y tanta soledad. Mercedes, fiel, presente en Dios, sin dudas, sin escándalos. 
Mercedes que no leía libros, los vivía, correctora y editora de cada uno, en su saber. Singular lenguaje, singular conocimiento. Talento de artista, de vida de vanguardia. Mercedes se anticipó al final, decidió partir en paz, dejando el camino sembrado de preguntas, de incógnitas. Mercedes, Servidora de la Eucaristía, la única que por años llevó adelante la Cadena de la Virgen en su Iglesia de El Descanso; Mercedes, no queriendo ocupar ningún lugar, solo el del segundo banco contra la pared, frente a la Custodia. Mercedes, en los últimos tiempos frente a la Virgen, del otro lado del Altar y Mercedes también en el altar, encendiendo cirios, leyendo, dando la comunión. Mercedes, miembro fundador de El Descanso del Cielo y de la Obra de la Virgen María Reina de las Flores. Mercedes, que tradujo la historia Mariavita de Mr Prevost. Mercedes que, como San Pablo sufría el tormento de un demonio en la cabeza, que la hostigaba haciéndole padecer insoportables “jaquecas”. Mercedes, la del “buen diente”, pues le gustaba comer bien, aunque ya no cocinaba, la que supo dejar sus debilidades y reconocer sus limitaciones, la que siempre se creyó menos de lo que era. Mercedes, con su don del habla, de la anécdota, de las historias humanas… Mercedes la de La Cruz que abraza, la de las fotos inéditas. Mercedes, la contemplativa del paisaje y de las plantas, Mercedes, la Hermana religiosa, Mercedes, Macedonia del Sur, para sus contactos. Mercedes, que tanto detestaba el mundo en su miseria, en su ignorancia, la que sabía de “la voracidad del de abajo”. Mercedes, la que siempre estuvo de pie. Mercedes, hermana espiritual, hija de Madre Nuestra, adoradora de la Cruz del Sur. La que encontró su lugar en el mundo, Mercedes, hermana, mujer, y todo el todo más, que es indescriptible, Mercedes, la peregrina de Dios, la que llegó al Descanso para no irse jamás. 

Hna Mercedes Pérez Quesada de El Descanso del Cielo o.m +  VMRF  
¡Presente por siempre jamás para la mayor Gloria de Dios!

Hoy, acompañada de sus amados Arcángeles, San Miguel y San Rafael y la comunión de los santos disfrutando por fin, las delicias celestiales. ¡Aleluya hermana Mercedes, Jesús por ti Resucitó! 


+MEM om VMRF
12 de julio de 2017
Conmovida en mi corazón hasta no ver sus cenizas que tienen destino de Iglesia Mariavita, de Padre de los Cielos y Madre Nuestra. Esa es la Morada que Dios te ha reservado.

Gracias por todo lo que me diste, por todo lo que me enseñaste, gracias por amarme, aún en mi pobreza e ignorancia, gracias por ser parte de vos y gracias por verme como Dios quiere que me vean, por reconocerme madre,  y por entender que nunca te dejé, que en la distancia, tu ser iba conmigo. Te amo Mercedes, sin vos no hubiera podido ser. Mientras viva, vivirás en mi. Tuya en el Divino Corazón de Dios Padre.

Reflexión 

 Será por lo del "hábito" que te fuiste en el día de Santa Eva monja? Porque Mercedes, siempre a destiempo del mundo, manejaste tu propia eternidad. No sea cosa que los demás sepan de vos, pero vos y yo sabemos que destino de vida tenía ese día 25 de junio de 2017. Porque vos que tuviste el Cuerpo de Cristo en tus manos, que lo diste a los hermanos como servidora de la Eucaristía, cómo no irte bajo los auspicios de quién creara la veneración al Santísimo Sacramento, ese que veías y al que orabas a los pies de la Santa Cruz que "viva está", igual que vos.